BARRIOS

Doble envite del mar en San Cristóbal

El barrio marinero de Las Palmas de Gran Canaria sufrió en 1970 otro temporal que también afectó a 42 familias

En aquella ocasión, varios vecinos perdieron sus casas

Una vecina habla sobre lo sucedido en San Cristóbal por el fuerte oleaje

La Provincia

El barrio de San Cristóbal de Las Palmas de Gran Canaria, que entre el pasado 9 y 11 de abril sufrió inundaciones por el temporal marítimo, también se vio engullido por las olas un mes de abril de hace 54 años. Las consecuencias de aquel siniestro fueron, sin embargo, muchos más graves, ya que algunos vecinos perdieron sus humildes casas a consecuencia del embravecido mar. Casualidades de la vida, también fueron 42 familias las afectadas por el suceso en el que, como en este, no hubo que lamentar desgracias personales.

El 22 de abril de 1970 el periódico La Provincia anunciaba en su portada que 42 familias del barrio marinero de San Cristóbal se habían visto afectadas por la pleamar del día anterior que, a mediodía y de madrugada, había presentado "una violencia inusitada". Algunos vecinos lo habían perdido todo. Cinco casas y tres chabolas se habían venido abajo por las grandes olas de ocho y diez metros y una treintena tuvieron que ser desalojadas por los Bomberos y la Policía Municipal como medida de precaución. "Algunas familias tuvieron que abandonar sus chabolas perforando los testeros de la parte de atrás, ya que era imposible abandonarlas por delante", escribía el periodista que no firmaba la crónica. Las consecuencias del temporal habían batido fuerte en la avenida Marítima desde San Cristóbal a San Telmo, resultando afectada un tramo de 30 metros de la escollera.

Página del periódico La Provincia del 22 de abril de 1970 sobre el suceso.

Página del periódico La Provincia del 22 de abril de 1970 sobre el suceso. / LA PROVINCIA/DLP

El Eco de Canarias, visible en el archivo Jable de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, también informaba ese día sobre el suceso, en el que muchos vecinos tuvieron que saltar de azotea en azotea para ponerse a salvo "hasta llegar a la calle Santiago Tejera Ossavarry para ponerse a salvo de las enormes olas que batían sus casas y que ponían en peligro la existencia de otros hombres que viven de lo que está siendo su enemigo más terrible: el mar". La propia vía se había convertido en un rastro temporal de calderos, cocinillas de petróleo, camas, sillas, mesas y colchones, ya que las humildes familias instalaron allí los pocos enseres que pudieron rescatar de un temporal que dejó a muchas familias en la calle. El agua había llegado hasta la iglesia de San Cristóbal.

En la crónica, el periodista Pedro González-Sosa, también informaba que el Puerto de La Luz había sufrido la fuerza del mar, obligando a muchos barcos de tipo mediano y pequeño a abandonar el atraque en el muelle Santa Catalina y salir al exterior del Arsenal por ser casi imposible permanecer amarrados sin salir ilesos.

Soluciones

Las ocho familias que perdieron sus casas fueron provisionalmente alojadas en el grupo escolar Leopoldo Matos del mismo barrio de San Cristóbal, mientras que el resto fueron acogidos por familiares y amigos. La Cruz Roja y Cáritas atendió sus primeras necesidades y la tómbola diocesana que se realizaba para recaudar dinero el 'día de la provincia' para viviendas sociales fue íntegramente a parar a los damnificados. Pero la cosa no quedó solo ahí. Una comisión, presidida por el entonces párroco del barrio Domingo Reyes Naranjo y su coadjutor Juan Barreta Betancor, se personó a los pocos días junto a vecinos afectados, varios abogados y la propia presidenta de la Cruz Roja Ana Rosa Martínez de Betancort en el despacho del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Fernández Galar, para exponer la grave situación en la que habían quedado las familias. En nombre del Patronato Francisco Franco, el gobernador se comprometía a pagar las 20 viviendas pese a la falta de solares.

Destrozos del último temporal sobre el paseo marítimo de San Cristóbal.

Destrozos del último temporal sobre el paseo marítimo de San Cristóbal. / JUAN CASTRO

Carlos Santana fue uno de aquellos vecinos damnificados por el temporal de 1970, que no ha sido el único que ha tenido el barrio marinero a lo largo de su historia dada su cercanía al mar. "Era muy pequeño. En la casa vivíamos tres familias. Mis abuelos, mis padres y mis tíos. Estuvimos un año alojados frente a Cruz Roja; luego nos dieron un piso en Casablanca y finalmente en Tamaraceite por el Patronato de Francisco Franco, aunque tras 50 años las casas ya son nuestras", comentaba estos días tras el temporal, en el que uno de sus primos que vive en San Cristóbal se vio afectado. "El agua le entró en casa y perdió muebles y electrodomésticos", dijo.

En 1970, el Patronato Francisco Franco se encargó de alojar a las familias en viviendas en Tamaraceite

Santana indicó que la construcción del paseo marítimo ayudó, en esta ocasión, a que los daños no fueran tan graves como ocurrió en 1970. "Ahora lo que hay son inundaciones, pero es necesario una escollera para que el agua no llegue tan directo y con tanta fuerza como lo ha hecho en esta ocasión. Como está ocurriendo en otras zonas, el agua irá a más", dijo en referencia a las previsiones de incremento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático y de la erosión natural de la costa por los oleajes y temporales.

En cuanto a las ayudas que recibirán sus familiares y exvecinos de San Cristóbal, el hombre se mostraba un tanto escéptico. "Las palabras vienen rápido y los actos tarde. El barrio está bastante desanimado y pesimista con las ayudas que puedan llegar. El problema es que les piden fotos de lo que han perdido, pero lo tiraron todo al día siguiente al llegar Limpieza", añadió.

Quejas por la poca cuantía

Los vecinos afectados por el temporal de hace tres semanas, más que pesimistas se muestran indignados por la escasa cuantía de las ayudas que les dará la administración central acorde al Real Decreto 307/2005, del 18 de marzo, que regula las subvenciones en atención a determinadas necesidades derivadas de situaciones de emergencia como la acontecida. Así como que tengan que presentar imágenes de los enseres perdidos cuando el servicio de Limpieza municipal pasó a los pocos días recogiendo los tratos. Es lo que trasladaban un grupo de vecinos a LA PROVINCIA el pasado miércoles.

Luis Santana Talavera, vecino de la calle Timonel y que se convirtió en una piscina de golpe al entrar el mar en el paseo y no tener vía de salida como antaño, vive en la casa que pertenecía a sus suegros y el agua le entró por el salón y llegó hasta el baño. "Eso no es una ayuda, es una vergüenza", declaró, dado que la cuantía se dará en función del número de miembros y de la renta que tuvieron en 2023. Y que oscilan entre los 10.320 euros, en el caso de que la estructura de la casa se haya visto dañada; hasta 5.160 euros si ha habido daños en puertas, ventanas, paredes y otros elementos y los 2.580 euros para reposición o arreglo de enseres o reposición. No se valora la ropa personal, ni la lencería de la casa. Para las empresas y establecimientos, la cuantía no pasa de los 9.224 euros.

Los vecinos muestran su indignación por la escasez de las ayudas que les concederán

Luis ha optado por recurrir a su seguro del hogar privado, que ya le mandó un perito para evaluar los daños. Él fue hábil, sacó fotos de los daños causados por el agua y no tiró nada. Claro, que la inundación en su casa no fue tan grave como en otras viviendas, más pegadas al mar.

Antonio Isquier y Luis Santana, dos vecinos afectados, enseñan la documentación sobre las ayudas.

Antonio Isquier y Luis Santana, dos vecinos afectados, enseñan la documentación sobre las ayudas. / JUAN CASTRO

Alicia Navarro está de alquiler. El agua le entró con tanta fuerza que le destrozó todo lo que tenía en la planta de abajo, en la que habita, incluida la puerta de atrás, que el mar le arrancó de cuajo. "Soy una de las más afectadas. Menos la cocina, todo lo demás era mío. Esta semana vendrá mi casero a instalarme la puerta, que ahora la tengo tabicada", explicó la mujer, que se ha sentido muy arropada por los caseros, que le ayudaron a achicar agua al tener dos niños pequeños pese a que su casa estaba también inundada, y por sus amigos, que le han regalado muebles para seguir viviendo hasta que le lleguen las ayudas. El jueves tenía cita previa para hacer la reclamación correspondiente, pero ya le parece "ridícula la cuantía". "Me paso [la renta de 2023] para tener el 100% de las ayudas por lo que me correspondería solo el 50% de los 2.580 euros que me corresponden por enseres. Dime tú que compro con eso", explicaba la mujer, que tampoco entendía por qué razón tenía que presentar la renta del pasado año. "Qué más da lo que cobres o no. Yo, por ejemplo, tengo ahora otra situación. Estoy en paro desde hace dos meses", añadía.

Dos familias

Tan solo dos familias han solicitado por el momento las indemnizaciones, según ha señalado la Delegación del Gobierno en Canarias, por donde se canalizan las peticiones, aunque el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha habilitado en la sede del distrito de Vegueta, Cono Sur y Tafira "un punto exclusivo de atención para resolver dudas, registrar la solicitud y la documentación", según indicaron fuentes municipales. Las mismas fuentes señalaron que, desde el primer día, se atendió a los vecinos y que las ayudas para atender casos de vulnerabilidad no fueron necesarias dado que no encontraron a nadie en esta situación. Los vecinos tienen hasta el próximo 11 de mayo para realizar las solicitudes y presentar la documentación requerida, entre ellas, que estén empadronados en la ciudad.

La Asociación de Vecinos Nuestra Señora del Buen Viaje del barrio de San Cristóbal, que preside Juan Jesús Santana, está canalizando la indignación de los afectados al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Ha solicitado una ventanilla única para canalizar las ayudas y este viernes participó en el pleno municipal para presentar alegaciones contra la forma en que se rehabilitó el paseo marítimo tras la tormenta tropical de 2022, que dejó sin drenaje al barrio. Una obra de emergencia, que según los vecinos, ha sido el causante de que el oleaje provocara tantos destrozos. Asimismo están recabando fotos entre los vecinos para ayudarlos a presentar toda la documentación necesaria. Para expresar su queja han creado incluso una canción a través de la Inteligencia Artificial, cuyos derechos de autoría son de la propia asociación, y que está girando por las redes sociales. Piden escolleras semisumergibles para que no vuelva a ocurrir y también que los técnicos escuchen a los vecinos. Nadie como ellos para saber por dónde ruge el mar.

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